El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución para crear una «Fuerza de Supresión de Pandillas» (GSF) en Haití, transformando la Misión Multinacional de Seguridad (MMAS) en una fuerza mayor, en lo que pretendería frenar la violencia en el país. La resolución, presentada por Estados Unidos y Panamá, fue adoptada con 12 votos a favor y tres abstenciones de China, Rusia y Pakistán, y contemplaría un mandato inicial de 12 meses. La GSF estaría compuesta por un máximo de 5.500 efectivos policiales o militares, cinco veces más que los 1.000 efectivos que tenía la MMAS, y contaría con 50 civiles, financiados con contribuciones voluntarias de los Estados miembros. El embajador de Estados Unidos ante la ONU, Michael Waltz, dijo que la comunidad internacional “está compartiendo la carga” y que la nueva fuerza representaría “un primer paso clave” para abordar la crisis. El embajador de Haití, Pierre Ericq Pierre, calificó la medida como un “punto de inflexión decisivo” en la lucha contra la violencia, mientras que el presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, Laurent Saint-Cyr, solicitó un 'mayor apoyo internacional', describiendo la situación del país como un “Guernica moderno” morirían personas inocentes diariamente y 'barrios enteros desaparecen', llevando al desplazamiento de más de un millón de personas.
La GSF sustituiría a la MMAS, creada en 2023 y liderada por Kenia, que tenía como objetivo reforzar las operaciones de la Policía contra las pandillas que controlarían casi la totalidad de Puerto Príncipe (capital). Sin embargo, la misión anterior operó con apenas 1.000 de los 2.500 previstos, y una 'escasa financiación, equipamiento y logística' habrían limitado de manera grave sus resultados. Según el presidente keniano, William Ruto, la MMAS habría funcionado al 40% de su capacidad, sin 'respuestas contundentes' frente a las pandillas. La nueva fuerza estaría acompañada de la creación de una “oficina de apoyo de la ONU” para proporcionar asistencia logística y financiera, sugerida por el secretario general, António Guterres. El subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, dijo que la GSF estaría facultada para combatir 'proactivamente' a las pandillas y 'restablecer la seguridad', y que se garantizaría 'que cuente con los recursos y herramientas necesarios para cumplir su mandato'. Por su parte, el embajador de Panamá ante la ONU, Eloy Alfaro de Alba, declaró que la comunidad internacional podría ayudar a 'restaurar la paz' en Haití.
A pesar de este respaldo internacional, China y Rusia manifestaron nuevamente escepticismo (duda...) y se abstuvieron en la votación. El representante chino, Fu Cong, señaló que “es improbable que recurrir a la fuerza militar para combatir la violencia con violencia tenga éxito” y que podría 'complicar la situación'. Desde Haití, organizaciones de la sociedad civil también se mostrarían escépticas, recordando los antecedentes de misiones como la MMS y la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que entre 2004 y 2017 enfrentaron críticas por presuntos abusos sexuales y por su responsabilidad en el brote de cólera de 2010. La violencia de las pandillas en Haití ha generado un deterioro progresivo desde 2024, cuando llevaron a la renuncia del entonces primer ministro, Ariel Henry. El país, el más pobre de América, no ha llevado a cabo elecciones desde 2016 y ha sido dirigido desde entonces por un Consejo Presidencial de Transición. Según la ONU, los grupos armados controlarían cerca del 90% de la capital, 'provocando miles de muertes y desplazamientos masivos'. La creación de la GSF pretendería revertir esta situación, aunque su eficacia dependería de un compromiso internacional y de la provisión de recursos, personal y logística suficientes para enfrentar la compleja situación. El reporte continúa en desarrollo.
Vía: TeleSUR • DW • AFP • EFE


