Jane Goodall, la reconocida primatóloga británica, murió a los 91 años en California (EEUU) mientras realizaba una gira de conferencias. Su instituto informó que falleció por causas naturales y que sus descubrimientos 'revolucionaron la ciencia' y su defensa de la naturaleza habría marcado a generaciones. Desde joven habría roto paradigmas al adentrarse en la vida de los chimpancés en Tanzania y otorgarles nombres, 'en lugar de números', lo que habría llevado a un acercamiento inédito. Con 26 años y sin formación científica formal, Goodall inició en 1960 sus investigaciones en el Parque Nacional Gombe Stream (Tanzania). Habría observado conductas jamás registradas, como el uso de herramientas por parte de los chimpancés, la caza organizada y la complejidad de sus interacciones sociales. Estas revelaciones habrían llevado a replantear nociones básicas sobre lo que significa ser humano.
Desde niña, Goodall habría tenido fascinación por los animales, alentada por su mamá Margaret, quien le habría inculcado 'disciplina y constancia'. Sus sueños de explorar África se concretaron tras conocer al antropólogo Louis Leakey en Kenia, quien le ofreció la oportunidad de estudiar a los chimpancés a pesar de una resistencia de las autoridades coloniales británicas, que finalmente permitieron su ingreso con la compañía de su mamá. Durante su trabajo en Tanzania, Goodall registró comportamientos complejos de los chimpancés, pero también habría construido un vínculo personal con ellos, 'acercando la ciencia al público'. Una fotografía reconocida junto a un pequeño chimpancé llamado Flint, tomada por su esposo Hugo van Lawick, habría simbolizado la conexión entre humanos y animales, y reforzado la idea de que 'no estamos separados del resto del reino animal'.
A mediados de los años 80, Goodall dio un giro hacia el activismo global. Tras más de dos décadas de investigación, fundó su instituto, escribió libros, dictó conferencias y viajó por el mundo promoviendo la conservación ambiental. Siempre estuvo acompañada de “Mr. H”, un peluche que se habría vuelto su símbolo de 'esperanza y resiliencia', y que llevó a más de 60 países. Goodall habría inspirado a millones a comprometerse con el cuidado del planeta. Recordó en una anécdota con un niño en Burundi que 'un pequeño gesto puede generar un cambio si se multiplica'. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, la despidió mencionando que dejaría “un legado extraordinario para la humanidad y nuestro planeta”.
Vía: BBC


