El reciente despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe ha sido calificado como el mayor desde la invasión de Panamá en 1989 (operación “Causa Justa”, que involucró a unos 27.000 soldados y culminó con la captura del presidente considerado dictador Manuel Antonio Noriega). El Pentágono confirmó el envío del Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato, compuesto por el buque de asalto anfibio USS Iwo Jima, el USS San Antonio y el USS Fort Lauderdale, acompañados por la Unidad Expedicionaria de Marines con cerca de 4.000 efectivos. A esta movilización se suman un submarino nuclear, aviones de patrulla Poseidón, destructores y cruceros lanzamisiles. La magnitud del operativo, con implicaciones regionales, ha generado controversia. De acuerdo con funcionarios estadounidenses, se pretendería 'contrarrestar amenazas' a la seguridad nacional provenientes de organizaciones 'narco-terroristas' en la región.
El despliegue de buques y tropas permitiría a Washington contar con una capacidad de 'respuesta rápida' tanto aérea como marítima y terrestre, reforzando la presencia del Comando Sur en un área estratégica. Este movimiento responde también a la política del gobierno del Presidente Donald Trump de intensificar la presión contra carteles de México, Venezuela y grupos como el Tren de Aragua o las Maras Salvatruchas. El secretario de Estado Marco Rubio ha mencionado que se utilizarían 'todos los recursos necesarios' para confrontar a estas organizaciones, designadas oficialmente como terroristas por el país. La recompensa de hasta 50 millones de dólares por la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, señalado de presuntamente liderar el Cartel de los Soles, se suma a este contexto de creciente tensión. La operación, aunque definida como 'preventiva y disuasoria', ha elevado el nivel de confrontación entre Washington y Caracas. En respuesta, Maduro anunció la activación de un plan especial para desplegar a 'más de 4,5 millones de milicianos' en todo el país. Este catalogó las acciones de Estados Unidos como amenazas "estrambóticas y estrafalarias", al tiempo que llamó a la organización de milicias campesinas y obreras armadas 'para la defensa del territorio' y la 'soberanía venezolana'. Con ello, pretendería mostrar fortaleza interna y respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) frente a la presión internacional.
Históricamente, EEUU ha realizado operativos en la región con 'fines logísticos, humanitarios o de interdicción', como los despliegues en Haití tras desastres naturales u operaciones de apoyo a la Guardia Costera. Sin embargo, el envío de una unidad anfibia completa con capacidad ofensiva representaría una diferencia sustancial respecto a misiones pasadas, en lo que evidenciaría una escalada con pocos precedentes en tiempos recientes. El trasfondo geopolítico también incluiría un interés de Washington en asegurar infraestructuras estratégicas como el Canal de Panamá, 'frenar' la migración irregular y enfrentar las consideradas 'amenazas transnacionales'. El despliegue se interpretaría también como una señal de advertencia hacia gobiernos supuestamente aliados del narco, particularmente Venezuela. Sobre lo último, se reportó que EEUU enviaría en las próximas 36 horas tres destructores con misiles guiados a las costas de Venezuela. Mientras tanto, el ministro Diosdado Cabello dijo que las Fuerzas Armadas ya estarían desplegadas en el mar Caribe "que nos corresponde", cuando las tensiones escalan. El reporte continúa en desarrollo.
Vía: DW • AFP • VTV • El Tiempo • Reuters