España enfrenta una de las más complejas olas de incendios forestales de su historia reciente, con más de 340.000 hectáreas quemadas en lo que va del año, una cifra en aumento que ya superaría al total de hectáreas quemadas en el peor año, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS). Solo en los últimos días se habrían registrado más de 70.000 hectáreas afectadas. La intensidad de los fuegos habría generado alarma social y puesto en jaque a los servicios de emergencia, llevando al gobierno a considerar refuerzos militares y la colaboración de otros países europeos. Las provincias más afectadas incluirían Zamora, Ourense, León y Cáceres, donde los incendios han devastado grandes extensiones de bosque y matorral. En Zamora, el incendio de Uña de Quintana había consumido cerca de 38.000 hectáreas al momento del reporte, mientras que en Ourense, el fuego en Chandrexa de Queixa había arrasado alrededor de 20.000 hectáreas. Estas zonas han visto evacuaciones masivas, cierre de carreteras y la interrupción temporal de servicios básicos.
Hasta ahora se han registrado cuatro muertes directamente relacionadas con los incendios: tres bomberos y un trabajador que intentaba proteger a caballos del fuego. Además, más de 1.700 personas han tenido que abandonar sus hogares. Las labores de rescate y contención se habrían complicado debido a la intensidad de las llamas, el viento y la dificultad del terreno, mientras voluntarios y equipos profesionales trabajan descanso para contener focos activos. El accidente más reciente ocurrió la noche de ayer domingo en Castilla y León, cuando un bombero murió al volcar un camión contra incendios mientras el convoy se retiraba para descansar por una pista forestal de fuerte pendiente. Otros dos bomberos voluntarios habrían perdido la vida combatiendo las llamas en la misma región, y previamente se reportaba un trabajador rumano había fallecido en Madrid 'tratando de proteger animales'. Las autoridades señalaron que el vehículo habría volcado cayendo por una ladera, aunque las causas exactas aún se desconocen.
En medio de todo, el gobierno español ha desplegado 500 soldados adicionales en lo que buscaría apoyar las labores de extinción, concentrándose en tareas logísticas y coordinación de recursos. Además, España ha recibido refuerzos internacionales de Países Bajos, Alemania, Francia, Italia y Eslovaquia, incluyendo helicópteros Chinook y BlackHawk, aviones Canadair italianos y equipos de bomberos forestales especializados. Estas unidades operarían en diversas bases aéreas y regiones afectadas, realizando misiones de transporte de agua, evacuación y soporte a los equipos locales. A propósito, más de 1.100 muertes se podrían atribuir a una ola de calor de 16 días que acabaría de terminar en España, según estimaciones del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). En otras cosas, Portugal también mantiene la alerta por incendios, con bomberos y medios internacionales desplegados en distintas provincias. La combinación de altas temperaturas, sequía prolongada y bosques secos habrían convertido a este verano en uno de los peores de la última década en términos de superficie afectada. Autoridades y expertos han advertido que estas condiciones extremas podrían volverse más frecuentes, subrayando la urgencia de medidas de prevención, planificación y coordinación internacional para enfrentar futuras olas de incendios forestales por el cambio climático, cuyos efectos se atribuyen mayormente a acciones directa o indirectamente humanas. El reporte continúa en desarrollo.
Vía: DW • AFP • EFE • Cadena Ser • Diario ABC • TVE • copernicus.eu