Controversia por el documento final de la COP30 en Brasil, que no abordaría abandono de combustibles fósiles ni deforestación

El Alertado
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El último borrador presentado por la presidencia de Brasil en la COP30 sobre Cambio Climático generó críticas al no incluir el abandono de los combustibles fósiles, derivando en reacciones de la Unión Europea (UE) y de más de una treintena de países. Paralelamente, el medio Sumaúma reportaba que ninguno de los borradores divulgados incorporaría 'soluciones ni una hoja de ruta' para enfrentar la deforestación, a pesar de que habría sido una de las propuestas más esperadas por la región amazónica y por los 92 países que, según Carbon Brief, respaldarían la creación de una ruta clara 'para frenarla'. En medio de esta tensión, Colombia lanzó la Declaración de Belém junto con otros 23 países, aprovechando un salón de la Zona Azul mientras los pabellones oficiales permanecían cerrados por un incendio ocurrido la noche anterior. El texto, que funcionaría como instrumento alterno al consenso oficial de la COP30, afirmaría que los combustibles fósiles serían 'los principales responsables' de las emisiones de gases de efecto invernadero y respaldaría la necesidad de una transición “justa, ordenada y equitativa” para 'dejarlos atrás', así como la creación de una hoja de ruta 'para desescalar' esa dependencia.

Esto marcaría distancia entre dos maneras de abordar la crisis climática: la del bloque liderado por Colombia y otros países que exigirían 'compromisos concretos', y la de la presidencia de la COP, que habría optado por un texto 'más ambiguo', según reportes. Según La Silla Vacía, la exclusión de una ruta de transición energética habría incomodado 'de manera particular' a los gobiernos que pedirían 'señales contundentes' en esta cumbre. La ministra colombiana de Ambiente, Irene Vélez, fue el centro del evento de presentación de la declaración y anunciaba que ya serían 24 los países adheridos. También, que la COP30 no podría cerrar sin una 'hoja de ruta clara' para abandonar los combustibles fósiles y confirmó que Colombia organizaría una conferencia internacional sobre este objetivo el 28 y 29 de abril de 2026 en Santa Marta. Volviendo a la deforestación, Sumaúma reportó que esta aparecería mencionada únicamente en los preámbulos de dos borradores, 'sin soluciones ni compromisos específicos'.

La presión internacional se habría intensificado durante la última jornada de la cumbre. La ministra española de Transición Ecológica, Sara Aagesen, calificó el borrador como 'insuficiente' y pidió revisarlo, mientras que el comisario europeo de Clima, Wopke Hoekstra, advirtió que la COP30 podría terminar 'sin acuerdo' si Brasil no incorpora (también) una 'hoja de ruta clara' para dejar atrás los combustibles fósiles. “Lo que está sobre la mesa es inaceptable”, consideró, mencionando que las negociaciones estarían “muy lejos de donde deberíamos estar”. El vacío en torno a la deforestación también generó tensiones políticas. A pesar de que el Presidente de Brasil Lula da Silva habría prometido en su discurso inaugural impulsar una hoja de ruta 'para detenerla', y de que el vicepresidente Geraldo Alckmin reiteraba un compromiso de eliminar la 'deforestación ilegal', ninguno de esos objetivos habría quedado reflejado en los textos oficiales. Esto contrastaría con una presión de la Coalición para las Naciones con Bosques Tropicales y la UE, que considerarían 'urgente' avanzar hacia la 'deforestación cero' para 2030 y consideraron 'inadmisible' que este tema permanezca relegado a 'menciones marginales'. La COP30 ha estado marcada por protestas, mayormente indígenas, contra la explotación petrolera, y también llamados de la ONU.

En línea con esto, la COP30 cerró recientemente con un documento final que, a pesar de una presión de países como Colombia, Francia, España y la Unión Europea, no incluiría ninguna referencia a la eliminación de los combustibles fósiles. El Presidente de Colombia Gustavo Petro dijo rechazar el resultado y cuestionó que la declaración omitiera nombrar a los hidrocarburos como 'causa central' de la crisis climática. El texto principal, llamado “Mutirão”, sí reconocería una necesidad de reducir 43% las emisiones para limitar el calentamiento a 1,5 °C, pero evitaría mencionar petróleo, gas o carbón, decisión presuntamente influenciada por presiones de grandes productores como Arabia Saudita, según reportó Reuters. No obstante, la presidencia brasileña defendió el consenso y prometió elaborar durante el próximo año una hoja de ruta 'para la transición energética y otra contra la deforestación', mientras habría mantenido un compromiso financiero previo de que los países ricos aporten 300.000 millones de dólares anuales a naciones emergentes.

Vía: DW • EFE • AFP • La Silla Vacía • Sumaúma • The Guardian • Reuters

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