La Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra el líder supremo de los talibanes, Haibatullah Akhundzada, y contra el presidente de la Corte Suprema, Abdul Hakim Haqqani, por 'persecución por motivos de género' en Afganistán al menos desde agosto de 2021. "Los talibanes han privado severamente a niñas y mujeres de sus derechos a la educación, la privacidad y la vida familiar, así como de las libertades de movimiento, expresión, pensamiento, conciencia y religión", dijo la Corte. El tribunal, con sede en La Haya (Países Bajos), ordenó la detención de ambos líderes, que han ejercido autoridad de facto al menos desde el 15 de agosto de 2021, por considerar que "han cometido, al ordenar, inducir o solicitar" el crimen de lesa humanidad de persecución por motivos de género contra niñas, mujeres y otras personas "que no se ajustan a la política talibán sobre género, identidad o expresión de género".
Las leyes aprobadas en Afganistán contra los derechos de las mujeres han sido cuestionadas también por organismos como la ONU. También se reportó que serían 'víctimas' de persecución por parte de los talibanes los percibidos como opositores a estas políticas, "incluso de forma pasiva o por omisión", lo que incluiría a quienes fueron descritos como "aliados de niñas y mujeres" y que serían vistos como "opositores políticos". El fiscal de la CPI, Karim Khan, había solicitado la aprobación de estas órdenes de detención en enero, pero los jueces no las respaldaron formalmente hasta hoy, tras meses de análisis de evidencias presentadas por la Fiscalía. La CPI, competente en crímenes de guerra y de lesa humanidad, no dispone sin embargo de su propia fuerza policial, por lo que dependería de la voluntad de los 125 países miembros para ejecutar las órdenes de arresto. En teoría, esto significaría que cualquiera sobre el que pese una orden de arresto de la CPI no podría viajar a un Estado miembro de ese tribunal. Los líderes talibanes tienen poca actividad diplomática en el exterior.
A propósito de todo, la semana pasada se reportó que Rusia se convirtió en el primer país en reconocer oficialmente al gobierno talibán en Afganistán, después de retirarlo en abril de la lista de organizaciones terroristas, lo que representaría un aumento de su legitimidad internacional y un ejercicio de presión sobre Occidente, según reportes de medios como DW. Esta decisión respondería a intereses económicos estratégicos, como convertir a Afganistán en un corredor comercial hacia Asia e India, y también cosntituiría un intento de Rusia por liderar un bloque de países considerados 'autoritarios'. Aunque otros países como China, Irán y Pakistán ya tienen relaciones con los talibanes, el reconocimiento formal ruso podría derivar en una dinámica diplomática que debilite la postura occidental. Sin embargo, organizaciones y activistas han dicho que este paso ignoraría derechos humanos, especialmente los de mujeres y niñas, y que legitimaría una 'política represiva' bajo argumentos religiosos y étnicos. Los talibanes surgieron en 1994 en medio de un caos posterior a una invasión soviética, y gobernaron el país entre 1996 y 2001, con una estricta interpretación de la ley islámica. Tras ser derrocados por una coalición liderada por EEUU, libraron un conflicto insurgente durante dos décadas y retomaron el poder en 2021, luego de la retirada de las tropas extranjeras. El 15 de agosto se cumpliría el cuarto aniversario desde que retomaron el poder.
Vía: DW • AFP • EFE • France 24 • Reuters


